A primera vista este título parece paradójico, ¿cómo podemos luchar y estar en paz al mismo tiempo? ¿Cómo puede el caos convertirse en ritmo? ¿Cómo puede una oruga convertirse en mariposa? Desde luego, no es por la lógica, no tiene ningún sentido lógico. Sin embargo, una y otra vez, la naturaleza ha demostrado que la lógica está equivocada. La naturaleza ha demostrado que a través de una majestuosa turbulencia surge una belleza que está más allá de la forma; que un río puede esculpir una formación rocosa que nos maravilla, que los vientos del mar pueden hacer que el paisaje de los árboles se convierta en algo que nos enamore. ¿Qué es eso? ¿Qué es esa mezcla de fuerza aparentemente destructiva que conduce a una nueva belleza?
¿Cuál es esa energía en la que nos dejamos caer y, al mismo tiempo, tememos? Una y otra vez permanece omnipresente y resulta ser mejor de lo que lógicamente pensamos. ¿Qué es ese campo de energía que mantiene unidas nuestras galaxias, nuestros electrones en órbita? ¿Son lo mismo?
Esta energía, aunque invisible para nosotros, que se teoriza que mantiene unidas nuestras galaxias se llama "materia oscura". ¿Es lo mismo que la energía de nuestras moléculas? La materia oscura no es visible, se llama oscura porque la luz la atraviesa. Pero es una fuerza poderosa, más allá de nuestra comprensión.
Los antiguos quizá lo llamarían Dios, una energía inexplicable más allá de toda medida. ¿Y qué hay de la fe? Que es estar seguros de lo que esperamos y seguros de lo que no vemos(Hebreos 11:1).
Los estudios han demostrado que las personas que creen en algún tipo de vida espiritual (o energía invisible) tienen una mayor capacidad de recuperación en tiempos desconocidos, son menos propensas a la depresión y la ansiedad, y tienen un mayor compromiso y propósito en sus vidas en general. La calidad de vida para ellos es mejor en general. Quizás esta experiencia que llamamos vida espiritual, o factor Dios, es la fuerza que mantiene nuestros planetas y átomos en su sitio. Sin embargo, no se encuentra en la lógica, sino en la contemplación, en la quietud, en la atención plena o en la oración.
El cerebro, como ya he comentado antes, tiene un cerebro medio, donde residen los receptores del dolor y la alegría. La mayor parte de nuestro cerebro, nuestro neocórtex, contiene todos nuestros datos, que interpreta las experiencias para nosotros, impulsa nuestras percepciones de la experiencia, pero no es la "experiencia" en sí misma. Sin embargo, podemos afirmar que residimos en nuestro neocórtex (el "nosotros", el "yo" o el "mí") vivimos en el lenguaje del cerebro y sus historias. Sin embargo, al hacerlo, vivimos en la lógica de nuestra mente y no en el mundo ilógico de la experiencia. Por lo tanto, nuestra lucha no es con el mundo, sino en dejar de lado nuestra lógica. Salir de nuestro "yo" (es decir, de nuestra lógica).
Así que hoy te reto a que te comprometas con lo ilógico. Ríete tan a menudo como puedas, sonríe incluso cuando no tengas nada por lo que sonreír, ofrece tu gracia y tu amor a aquellos que crees que no lo merecen lógicamente. Sé generoso de forma irracional, extiéndete más allá de cualquier nivel lógico y razonable. Haz esto todos los días, con frecuencia, y verás los resultados ilógicos de la sorpresa.